Una y otra vez hemos revisitado las últimas jornadas de aquellos largos y tristes 9 días que siguieron a la partida física de nuestro líder histórico Fidel Castro Ruz. Las vivencias propias y las compartidas por los “agradecidos” de todo el archipiélago. Visión coral que resulta difícil decodificar en nueve frases o nueve imágenes, sin el riesgo de simplificar, desnaturalizar, desencantar.
Ese, es precisamente el reto que ha asumido con encomiable éxito el joven ilustrador y pintor Maikel Muiño García (La Habana, 1982) con su exposición personal Nueve días, abierta por estos días en la galería del segundo piso de la capitalina Casa del Alba Cultural.
La muestra fue inaugurada en la tarde-noche del 23 de noviembre, en el marco de los homenajes a Fidel, y está integrada por nueve pinturas —acrílico y tinta sobre tela— de gran formato que recrean la visión particular de Maikel sobre aquellos nueve días y que –como anticipaba— resuenan armónicamente con las de todos los que consiguen ponerse el traje de su pieza Yo soy Fidel.
Son los trazos de la sinceridad y del sentido común del pueblo, no “un retrato fiel; ni siquiera el aura grandilocuente y bella de los grandes homenajes”, como destacó Yansert Fraga León en las palabras de presentación. Metáforas visuales, con las que se simboliza “las muy diversas y sentidas maneras en que se vivió el luto por la muerte de Fidel a lo largo y ancho de la Isla”. (1)
Los niños tristes que se apiñaron a la bandera a media asta en horario de El recreo o buscan la estrella polar que señalan —al unísono— La nueva constelación (Fidel) y la también eterna constelación de Martí, en los instantes en que pedimos su Retorno —enarbolando todos la misma bandera— y armándonos con su Adoración.
Conseguidas con aparente ingenuidad, como las pintarían los niños que escribieron las cartas con las que construye el artistita su collage El libro de los sentimientos, los que ofrecen o cumplen con la “Vigilia del polen de la eternidad”.
La espontaneidad de las pinceladas, la composición y el uso de los colores consiguen multiplicar la efectividad de las alegorías. Se percibe en su peculiar iconografía ciertas alusiones al mundo onírico, de la religión afrocubana que ya había asomado en piezas anteriores, ciertas cabezas parecen elegguas y la torre de la Plaza de la Revolución, en la pieza Un Lucero para tí parece integrada por palomas blancas.
Maikel Muiño es miembro de la Asociación Hermanos Saíz y recibió clases de Dibujo, Pintura, Escultura e Historia del Arte en el Centro Experimental de las Artes Visuales “Antonio Díaz Peláez”. Parte de su obra se encuentra en diversas colecciones de varios países y otras de sus creaciones se han publicado en revistas de artes y literatura como La Gaceta de Cuba y “Unión” de la UNEAC. También ha realizado ilustraciones para libros.
NOTAS:
Publicado: 29 de noviembre de 2017.
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